lunes, 16 de enero de 2012

No somos héroes


Será que el bienestar conseguido nos hace aferrarnos a la vida, será que conceptos como honor, dignidad o caballerosidad han caído en en el pozo de las palabras sin sentido para muchas personas que no ven más allá de sus propios intereses. Esto, que podría aplicarse a los políticos que tan indecentemente han dispuesto de nuestra sociedad, se ha extendido a buena parte de la población, que no consiente en asumir sus responsabilidades, acusando siempre a los demás o que se comporta con una falta de ética que revela la falta de principios a los que ha sucumbido nuestra comunidad.
El responsable de una nave, el capitán, el que decide, tiene la información, puede organizar y evitar situaciones catastróficas, la persona más preparada e indicada para estar al frente de una situación de emergencia; resulta que es quien abandona el barco cuando aún queda buena parte del pasaje y la tripulación a bordo. No entro en la pericia a la hora de marcar el rumbo del trasanlántico, ni en el estúpido motivo que le llevó a acercarse peligrosamente a la costa, sólo me desconcierta el salto que daría por la borda al mismo tiempo que cientos de personas todavía permanecían en el barco con peligro para sus vidas.
Imaginemos un incendio y que un padre de familia sale de su vivienda a todo correr mientras sus hijos pequeños permanecen dentro; o a un director de un centro educativo poniéndose a salvo en circunstancias similares cuando sus alumnos aún no han podido abandonar las clases; o al personal de un hospital apresurándose escaleras abajo y olvidando a los enfermos en sus camas ante una situación de emergencia.
No, no puedo entender cómo una persona como este "capitán" Francesco Schettino podrá convivir con esto, ni de qué forma explicará a su familia o a sus amigos por qué dejó a su suerte a aquellos de quien era responsable. Tal vez quitará todos los espejos de su casa.
Aparte de este sujeto, tenemos a otro paisano que, el pobre, se encuestra bastante deprimido; tanto es así que incluso su aparato digestivo es incapaz de soportar tanto estrés. Otro que saltó de los primeros, para quien no valía aquello de "las mujeres y los niños primero", que se buscó la vida sin pensar en nadie más y que, por supuesto, tiene una gran pérdida: su teléfono móvil. Ahora la prensa le da cancha y no me extrañaría que lo tratasen como a un héroe, eso sí, siempre esperando coger algo de dinerito de indemnizaciones por bajas psicológicas.
Como en estas situaciones no todo el mundo es igual, me quedo con la actitud de esta familia mallorquina, que fue consciente de cómo había que organizarse y dar prioridad a quien más lo necesitaba.